Alguna gente no hace asco alguno a amalgamar sus quehaceres personales y profesionales, pero lo cierto es que a otras personas no tener convenientes separadas ambas facetas de su vida les genera elevados niveles de estrés.
Trabajar desde casa (que se ha convertido en la norma en los tiempos que corren) se parece a menudo un poco a la célebre película Atrapado en el tiempo. Las horas parecen solaparse las unas a las otras y todos los días, huérfanos de una frontera más o menos precisa entre la vida personal y la vida laboral, parecen idénticos.
Alguna gente no hace asco alguno a amalgamar sus quehaceres personales y profesionales, pero lo cierto es que a otras personas no tener convenientes separadas ambas facetas de su vida les genera elevados niveles de estrés.50
Afortunadamente hay unos cuantos trucos para desacoplar con éxito la vida personal de la laboral en la era del trabajo. disecciona a continuación los más destacados:
1. Asumir (de manera intencionada) una identidad distinta una vez finalizada la jornada laboral
Aunque en los últimos tiempos ciertos aspectos de nuestra vida personal se han infiltrado a hurtadillas (y generalmente vía Zoom) en vida profesional, lo cierto es que asumimos roles bien distintos en una y otra vertiente de nuestra existencia.
Por eso, debemos tener clara qué identidad queremos desplegar una vez concluida nuestra jornada laboral. ¿La de la madre del año quizás? ¿La de entusiasta del fitness? ¿La de pareja amorosa?
Cada vez que apaguemos (por fin) el ordenador tras dar término a una intensa jornada laboral, debemos proponernos con ganas (la intención en absolutamente vital) desarrollar nuestras otras identidades.
2. Salir a pasear
Este ritual es extraordinariamente popular (y muy eficaz) a la hora de desconectar del trabajo, en particular cuando las temperaturas (ni demasiado frías ni demasiado calurosas) invitan a salir de casa.
Lo que está claro es que pasear beneficia a nuestros pulmones, que se llenan de aire fresco, y también a nuestra piel, que absorbe la vitamina D agazapada en los rayos de sol (esencial, por otra parte, para regular nuestro estado de ánimo y atajar la depresión).
3. Hacer ejercicio
Salir a hacer ejercicio después de practicar el «mini maratón» que suponen las nuevas jornadas laborales poscovid es una auténtica heroicidad que merece, no obstante, la pena.
Cuando practicamos ejercicio, liberamos, al fin y al cabo, endorfinas y ello nos ayuda a redimirnos del estrés.
4. Meditar
Practicar la meditación durante apenas 5 o 10 minutos nos ayuda a mantener a raya el estrés. Y si somos noveles en esta actividad, hay cientos de apps en el mercado que pueden ayudarnos a iniciarnos en el arte de la meditación.
5. Cambiar de entorno
Atenuar la iluminación en nuestro hogar y escuchar «playlists» diferentes a las utilizadas habitualmente durante la jornada laboral son pequeñas argucias que pueden ayudarnos a desconectar.
Una buena idea es asimismo cambiarnos de ropa y enfundarnos prendas más confortables y desenfadadas.
6. Desconectar (literalmente)
Tras dar término a nuestra jornada de trabajo debemos apagar el ordenador y silenciar las notificaciones en todas las apps de naturaleza laboral que tenemos instaladas en nuestro teléfono móvil (que quizás deberíamos considerar desinstalar por completo).
7. Emprender pequeñas tareas
Una vez hemos despejado de tazas y platos nuestra mesa de trabajo, es positivo que pongamos en práctica pequeñas tareas que no nos supongan mucho esfuerzo.
Podemos, por ejemplo, salir a buscar el correo, alimentar a nuestras mascotas, regar las plantas o doblar la colada limpia.
8. Jugar con los niños
Aquellos que son padres deben aprovechar la finalización de su jornada laboral para dedicar tiempo de calidad a sus retoños y jugar con ellos (que es un plan perfecto para desconectar del trabajo).
9. Regar el gaznate con cerveza, vino o algún cóctel
Concluir la jornada laboral echando un trago a algún tipo de bebida (no necesariamente alcohólica) es una tradición muy saludable que aplaca el estrés acumulado durante el resto del día, en particular si compartimos este hábito con alguien más.
10. Preparar la cena
Una de las mayores ventajas de no tener que desplazarnos desde casa a la oficina y viceversa es que disponemos de más tiempo para cocinar, que es un hobby extraordinariamente balsámico para nuestro cuerpo (al que no le viene bien ingerir tantos platos precocinados), para nuestro presupuesto y también para nuestro bienestar mental.
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